
«Veremos una baja en la inflación para el segundo semestre», dijo Mario Marcel, el ministro de Hacienda chileno durante un evento de movilidad sostenible realizado este viernes.
Ahí el secretario de Estado indicó que la luz ya no se reajustaría más – tras las alzas de junio, octubre de 2024 y enero de este año, añadiendo que prefería diferenciar entre inflación y alzas.
También adelantó una baja del 25% en el precio de los combustibles para la semana entrante – se vienen precios bajos para el petróleo durante el año dicen analistas- que para los automovilistas no debería pasar desapercibida.
Y es que este viernes se conoció que el Índice de Precios al Consumidor (IPC), principal indicador para medir la inflación en Chile, subió un 0,4% en febrero de 2025.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), eso conlleva que el índice acumule un crecimiento de 1,5% en el año y una variación a doce meses de 4,7%.
¿Qué opinan los especialistas?
“El peso chileno se aprecia relativamente en medio de señales mixtas provenientes de la economía interna y factores externos relevantes. La reciente caída del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que se contrajo un 0.4% mensual en febrero, ubicando la inflación anual en 4.7%, proporciona cierto alivio al Banco Central de Chile, aunque la persistencia inflacionaria en rubros clave como transporte y vivienda sigue generando cautela», indicó al respecto Quásar Elizundia, Estratega de Investigación de Mercados en Pepperstone.
En dicho análisis, se indica que la estabilidad actual del peso chileno se explica en gran medida por las expectativas del mercado sobre la decisión que tomará el Banco Central en su reunión de marzo. La mayoría de los pronósticos coinciden en que la entidad mantendrá inalteradas las tasas de interés, lo cual representa un soporte para la moneda local frente al dólar estadounidense.
Sin embargo, la economía chilena enfrenta desafíos estructurales significativos derivados de su dependencia histórica de los commodities, particularmente del cobre, advierte.
En este contexto, el déficit comercial de USD 266.65 millones registrado a fines de febrero resulta preocupante. A pesar de haber iniciado el año con un superávit prometedor, la caída en las exportaciones de cobre evidencia la vulnerabilidad del país frente a cambios en el comercio exterior. No obstante, el aumento reciente en las importaciones sugiere un leve repunte en la demanda interna, proporcionando un tenue optimismo sobre el desarrollo económico interno.
En el frente externo, la situación económica en Estados Unidos continúa influyendo directamente en la dinámica cambiaria del peso chileno. El reporte de nóminas no agrícolas de febrero mostró una creación de empleos inferior a las expectativas (151,000 frente a 160,000 proyectados), junto con un incremento en la tasa de desempleo al 4.1%. Estos datos han alimentado expectativas sobre un perfil relativamente más laxo en la política monetaria estadounidense.
Si Powell señala más tarde una postura más flexible en términos monetarios, esto podría traducirse en una menor fortaleza del dólar y, consecuentemente, en un beneficio directo para el peso chileno. Por el contrario, un mensaje restrictivo incrementaría la presión sobre la moneda chilena, fortaleciendo la posición del dólar y generando mayor volatilidad cambiaria.
Así, aunque la coyuntura interna presenta señales alentadoras, la volatilidad comercial y la incertidumbre internacional seguirán siendo factores clave a monitorear en la trayectoria del peso chileno durante las próximas semanas.”
J.P MORGAN MANTIENE PRONÓSTICO
El reporte de JP Morgante de esta jornada venía enfocado en el iPC y su comportamiento.
En efecto, para la entidad, el IPC general de febrero de 2025 se alineó aproximadamente con las expectativas, y la inflación general anual comenzó a desacelerarse, aunque todavía se ubica más de 170 puntos básicos por encima del objetivo del 3%. Pero ese nivel no debería estar asociado a la situación cíclica de la demanda interna, ya que casi 130 puntos básicos se explican por un shock de oferta.
Es decir, un ajuste multianual de los precios de la electricidad que comenzó el año pasado.
En cuanto a la política monetaria, a pesar del desempeño más firme de la actividad observado a fines de 2024 y principios de 2025, no vemos ninguna ventaja en endurecer las condiciones monetarias debido a los niveles de inflación general.
Además, los salarios reales comenzaron a moderarse después del pico observado a fines del tercer trimestre de 2024, y el tipo de cambio se apreció sustancialmente desde principios de año, lo que frena los riesgos de transmisión cambiaria mencionados por el Directorio.
Por lo tanto, «esperamos que el Directorio mantenga estable la tasa de política en la próxima reunión. Por delante, todavía tenemos una flexibilización muy moderada para la segunda mitad del año, un pronóstico que se relaciona notablemente con las expectativas sobre la economía global y, por lo tanto, la demanda externa. Los desarrollos de política observados en los EE. UU. en las últimas semanas han aumentado el riesgo de desaceleración, por lo que mantenemos el pronóstico de política monetaria», resaltó Diego Pereira de JP Morgan.
En términos de los detalles del informe del IPC, el IPC general registró un 0,393% intermensual, un poco por debajo de nuestra proyección del 0,42% (consenso de BBG del 0,4%), lo que llevó la inflación de los últimos 12 meses a un 4,72% interanual, por debajo del 4,9% de enero.
Si bien no fue un factor relevante en febrero, vale la pena enfatizar que la electricidad por sí sola ha agregado cerca de 128 puntos básicos al IPC general en los últimos 12 meses. En otras palabras, cuando se corrige por la electricidad, el IPC general
se ubica en el 3,5% interanual. En términos del desglose mensual, el transporte y la vivienda fueron los sectores que más contribuyeron, impulsados por los precios de alquiler (que contribuyeron con 0,083 puntos porcentuales) y la gasolina (0,087 puntos porcentuales).
Como es habitual, ajustamos por estacionalidad para medir el ritmo de inflación secuencial. Cuando se ajusta, el índice de precios al consumidor general también registró un 0,4% intermensual, a diciembre, y el último ritmo anualizado de 3 meses se sitúa en el 5,5% interanual, desde el 5,2% de enero.
Por su parte, el IPC ex volátil ganó un +0,3% intermensual (a diciembre), por lo que la tasa anual se desaceleró notablemente, hasta el 3,9% interanual. Los precios de la electricidad apenas afectan al IPC básico, por lo que deberían ser la métrica de referencia para el banco central. Ajustado por estacionalidad, el último ritmo anualizado de 3 meses se sitúa en el 3,4% interanual, casi sin cambios desde enero.
En cuanto a las previsiones, mantenemos que el IPC general convergerá al 3,9% para diciembre de 2025.