Un total de 167 organizaciones socioambientales chilenas en conjunto con 34 personas naturales, han emitido un comunicado, en el que declaramos estar en alerta por la actual ‘Ley Pompón’ que se tramita en el congreso, la que de aprobarse, podría abrir la puerta a la degradación y extracción del valioso musgo Sphagnum (pompón) de las turberas, poniendo en riesgo este frágil ecosistema.
Las turberas, junto con la turba y el musgo, forman un sistema indisoluble cuya fragilidad y servicios ecosistémicos son esenciales para la captura de gases de efecto invernadero, almacenamiento y filtración de agua y conservación de la
biodiversidad. Comprender este ecosistema como una solución basada en la naturaleza, es de vital importancia para enfrentar la crisis climática, hídrica y ecológica.
Desde diversas regiones del país, expertos(as) y organizaciones de la sociedad civil expresan profunda preocupación y alarma en relación a la propuesta legislativa. Si bien la propuesta resguarda y prohíbe la extracción en turberas, permite, contradictoriamente, la extracción del musgo Sphagnum, a través de planes de cosecha con enfoque productivo y extractivista, bajo la administración del Ministerio de Agricultura.
Esto pasa por alto los potenciales desequilibrios en los tres pilares esenciales de las turberas: agua, turba y musgo pompón,
cuya interdependencia es crucial.
Aunque el proyecto del ejecutivo plantea un manejo «sustentable» de la extracción de musgo, la realidad es que las organizaciones aquí firmantes, conocemos las carencias de recursos adecuados y capacidad para ejecutar fiscalización en temas ambientales. Es crucial mencionar que, durante el año 2022, solo se realizaron 29 fiscalizaciones en todo Chile respecto al cumplimiento del Decreto Supremo 25 del MINAGRI, que regula los planes de cosecha de musgo pompón. En la práctica y según estudios científicos, se subraya la extrema dificultad de fiscalizar una cosecha denominada «sustentable».
Por otro lado, ante la escasa información y certeza científica sobre el ritmo de crecimiento del musgo y su impacto eco hidrológico, es imperativo aplicar el principio precautorio y detener esta legislación hasta contar con claridad al respecto.
En este escenario, no se comprende la lógica extractiva hacia turberas o pomponales, teniendo en cuenta que muchos de estos territorios han sido declarados como Zonas de Escasez Hídrica desde 2017 hasta la fecha, donde también la disponibilidad de fuentes de agua superficial depende exclusivamente de humedales y existen cientos de familias a quienes se les abastece de agua en camiones aljibe, gasto asumido por el Estado.
Es importante indicar que el proyecto de ley no considera la consulta indígena, a pesar de que muchos de estos ecosistemas se ubican en territorios ancestrales, como las turberas en territorio Yagán, Selk’nam y Kaweskar en Magallanes; las turberas pulvinadas en territorios Mapuche-Huilliche en Los Lagos o las turberas de tipo bofedal en territorio Aymará. Es vital
promover un diálogo transparente y participativo que incluya a las comunidades indígenas y todas las partes interesadas en los territorios, respetando el Convenio 169 de la OIT.
«Hacemos un llamado a los Ministerios de Medio Ambiente y de Agricultura a legislar la prohibición de la extracción de turberas. Respecto al musgo Sphagnum, instamos a mejorar el decreto 25 del Ministerio de Agricultura que dispone medidas para la protección del Musgo Sphagnum magellanicum, y a posponer la legislación hasta contar con condiciones adecuadas, sustitutos viables para el musgo y un debido proceso de transición justa para los involucrados en la extracción de musgo», reclaman los firmantes.
Su comunicación concluye con este llamado: «Es imperativo que el ejecutivo reconsidere sus indicaciones propuestas en el proyecto de ley y se comprometa a proteger integral y efectivamente turberas y sus componentes, basando sus decisiones en conocimiento científico, necesidades territoriales y responsabilidad de conservación. Nuestra acción debe alinearse con la urgencia climática y con el panorama global definido por la ONU como la ‘Era de la Ebullición Global'».