
José Manuel Cartes, un docente de matemáticas de 44 años del Colegio Epullay y corredor especializado en alta montaña, se ha preparado intensamente para lograr un desafío al límite que recuerda a antiguas hazañas del deporte amateur chileno.
Uniendo sus tres pasiones –la docencia, el deporte y la protección de la montaña–, el primer fin de semana de marzo buscará establecer un récord inédito para Chile: cubrir en menos de 14 horas el trayecto que va desde Plaza de Armas hasta la cumbre de Cerro El Plomo, el punto más alto que se puede divisar desde cualquier lugar de Santiago (5.424 metros sobre el nivel del mar).
Se trata de una distancia de 64 kilómetros en constante ascenso. Para hacer aún más difícil el desafío, sumará al trayecto el regreso desde la cumbre de esta conocida montaña hasta el bike park de La Parva, lo que añade 5.600 metros más de carrera en desnivel positivo.
Personas que lo han intentado antes, se han demorado seis días en hacer el mismo trayecto sin preparación y hasta un máximo de 23 horas, entre las que figuran corredores más experimentados. Pero de esto último no hay registro oficial. Cartes registra varios récords, el último de ellos fue el ascenso al Cerro Marmolejo (en 11 horas y 51 minutos).
Su objetivo no es sólo deportivo. Busca educar y despertar la conciencia sobre el cuidado de la montaña y las reservas de agua dulce de las que se nutre la Región Metropolitana.
“La protección de la cordillera es clave para el suministro de agua y el equilibrio ecológico del valle de Santiago. Unir Plaza de Armas con el Cerro El Plomo es el primer desafío de un objetivo más amplio, que es unir mediante la práctica deportiva las Plazas de Armas de distintas ciudades con sus montañas o cumbres más importantes”, dice el profesor Cartes.
En esa línea, agrega que “como deportista amateur y educador, considero que es muy importante fomentar la educación en torno a la montaña para que más personas disfruten de este entorno natural en la Región Metropolitana y en las demás ciudades del país. Ojalá muchas personas y familias completas vuelvan a realizar excursiones a la montaña, para potenciar su calidad de vida y aprender más el cuidado de la naturaleza que nos rodea”.
El desafío deportivo del profesor, titulado “Andes al límite”, será registrado en un documental, que también rescatará el patrimonio natural y cultural del Cerro El Plomo.
Datos de Cerro el Plomo
A pesar de su importancia natural y cultural, el Cerro El Plomo enfrenta graves amenazas, explica el docente: “El derretimiento acelerado de sus glaciares, producto del calentamiento global, compromete su función como reserva de agua. Además, el crecimiento de actividades turísticas sin regulación adecuada podría afectar su biodiversidad y su valor arqueológico. Es fundamental fomentar prácticas responsables, como el turismo de bajo impacto, la educación ambiental, políticas públicas y acciones públicas y privadas para garantizar la preservación del ecosistema”.
Por ello, como parte del proyecto, José Manuel dictará charlas educativas alrededor de la RM sobre este récord y los paseos y ascensos seguros a la montaña, para profundizar sobre la importancia de estos ecosistemas, sus cuidados y su patrimonio.
El desafío ha despertado el interés de varias empresas, que están apoyando la búsqueda del récord que quiere establecer el profesor José Manuel Cartes.
–Es la cumbre más alta visible desde Santiago y ha sido considerado un lugar sagrado y natural de gran relevancia desde tiempos ancestrales.
–Forma parte de la Cordillera de los Andes, funcionando como un regulador climático y una fuente de agua esencial.
–Sus glaciares y nieves eternas alimentan las cuencas hidrográficas que abastecen a la Región Metropolitana, como la del río Mapocho, contribuyendo al equilibrio hídrico en un contexto de crisis climática. Sin estas reservas de agua, Santiago enfrentaría una escasez aún más crítica.
–Durante el Imperio Inca, el Cerro El Plomo fue un sitio de ceremonias religiosas en honor al dios Inti (Sol). En 1954, se descubrió en su cima el cuerpo momificado de un niño incaico de 8 años, conocido como el «Niño del Cerro El Plomo».
–Este hallazgo reveló la práctica de la Capacocha, un ritual en el cual los incas ofrecían niños a los Apus (espíritus de las montañas) como un tributo sagrado para asegurar la fertilidad y el bienestar del imperio.