En estos años uno de los puntos estratégicos para cualquier proyecto periodístico ha sido el de conectar de manera más eficaz con su audiencia, haciendo de ésta una verdadera comunidad que afiance y consolide la relación del medio con sus lectores.
“Los medios que van a sobrevivir y prosperar son aquellos que consigan contar con la participación y el apoyo activo de sus audiencias. Hay que darles a sus miembros un sentimiento de pertenencia, de participación en el trabajo periodístico. Estar próximo a su comunidad, escucharla, contestarle”. Rosental Alves, miembro del Consejo Rector de la Fundación Gabo y director del Knight Center de la Universidad de Texas, ofrecía esta clave para el futuro de los medios durante Punto de Encuentro, evento anual de SembraMedia sobre periodismo emprendedor e innovador celebrado en 2019 en México. Y efectivamente, en estos años uno de los puntos estratégicos para cualquier proyecto periodístico ha sido el de conectar de manera más eficaz con su audiencia, haciendo de ésta una verdadera comunidad que afiance y consolide la relación del medio con sus lectores.
Hoy más que nunca conocer a su comunidad, sus necesidades informativas, su forma de interactuar con nuestros contenidos, sus valores, es fundamental para el éxito de un proyecto periodístico. Es una premisa fundamental para entender el periodismo como servicio mediante el cual el trabajo que realiza intenta resolver los problemas de las personas.
Se trata de un proceso complejo en el que primero se debe investigar quién es el público, cómo se comporta, qué requiere de los medios y después ofrecer ese tipo de contenido que demanda. Y en ese orden. No se trata de poner en marcha un medio y después buscar a quién dirigirse. Todo lo contrario: investigar primero para poner en marcha un proyecto que atiende las necesidades no cubiertas de un determinado número de personas (comunidad). Ante la falta de confianza de los lectores en los medios, más que referenciada en los últimos años, este proceso implica ese objetivo de volver a conectar con el público como una de las grandes innovaciones a las que se enfrenta la industria para la supervivencia de los medios, ante las diversas crisis que la azotan.
Una comunidad alude a un grupo de personas que comparte una serie de intereses, experiencias o actividades, y que se comunican entre sí para llevar a cabo esas actividades y compartir determinadas experiencias. Las comunidades facilitan el pensamiento colectivo, desarrollan iniciativas conjuntas y forjan una identidad que transmiten a sus miembros, basada en la propia historia, en los conocimientos acumulados y en los objetivos de su actividad. En palabras del profesor José A. García Avilés, quien hace el símil con los medios, “un medio de comunicación equivale a una comunidad de personas que comparte ciertos intereses, habla la misma lengua y piensa parecido. Lo importante es entender qué caracteriza a los miembros de esa comunidad y utilizar adecuadamente las tecnologías y recursos que te permite vincularte con esas personas y hacer el esfuerzo necesario para conocer a quienes se desea transformar en lectores habituales o suscriptores”.
En la continua batalla por la atención que libran los medios y periodistas con sus lectores, compiten con otros muchos factores y estímulos: plataformas digitales, redes sociales, juegos, audiovisual, música, servicios de mensajería… por lo que la complejidad se multiplica a la hora de hacerles llegar su contenido.
“Los periodistas han de construir modelos de negocio centrados en general valor, en ofrecer a los lectores un servicio relevante y útil, algo que marque la diferencias de sus vidas”, decía Jeff Jarvis, profesor de emprendimiento periodístico de la City University de Nueva York, y a quien también se refiere Avilés en su famoso libro ‘El fin de los medios de comunicación de masas’ en 2015, aludiendo a la importancia (ya en ese entonces) de atender y cubrir necesidades de comunidades específicas que los medios conocen y a las que sirven, en lugar de las tradicional masa de lectores anónima a la cual desconoce por completo.