El monoï es una flor que tiene su denominación de origen en Tahití, donde en pleno siglo XXI se cultiva siguiendo las tradiciones ancestrales para aprovechar todo su potencial medicinal, en sintonía con el cuidado del medio ambiente. Su alta concentración de ácido salicílico y vitamina E, tiene efectos curativos en la piel que ayudan a disminuir el paso de los años, pero también a combatir la psoriasis, manchas, rosácea, acné, puntos negros, arrugas y sequedad en la piel entre otras.
Estos productos son 100% naturales, cruelty free y veganos, incluso la línea Monoï Tahiti Anti-Age es un aceite para el rostro que reúne todas todos los beneficios de la naturaleza, ya que las flores son verdaderas matrices de vida, su mayor característica es que todos los productos contienen la Flor de Tiare.
Esta flor destaca por sus altas concentraciones de ácido salicílico que tiene propiedades anti-inflamatorias, antibacterianas, antioxidantes, calmantes, purificantes y regeneradoras. Su uso continuo, estimula la producción natural de colágeno y elastina, esenciales para suavizar las arrugas y aportar más firmeza a la piel.
Algunas personas ya se sumaron al desafío Monoï y han obtenido grandes resultados, “mi cara estaba reseca y se notaban mucho las arrugas alrededor de los ojos, pero cuando comencé a usar este producto, mi piel está más suave al tacto y las arrugas disminuyeron considerablemente en la semana de ocuparla y ahora son mínimas”, señala Ivette Escalante (31).
Para mejorar el efecto del producto, es necesario lavar previamente el rostro con un jabón neutro, aplica Monoï Tahiti Anti-Age con movimientos circulares, deja que se absorba por unos minutos y tendrás una piel hidratada, lista para los desafíos de tu día.
«Prepárate para dejar de lado todas las cremas llenas de toxinas y químicos para disfrutar de esta nueva experiencia», dice la firma en su comunicado.
La línea Monoï Tahiti Anti-Age se encuentra en Chile de Arica a Punta Arenas en tiendas de retail y farmacias del país.