Anualmente, en el mundo, se producen cerca de 50 millones de toneladas de envases flexibles, lo que representa cerca de un 40% de todos los envases de plástico por peso. Estos son principalmente de un solo uso, y casi no se reciclan. En Chile el panorama es similar: los plásticos flexibles domiciliarios, aunque corresponden a más de la mitad de los empaques, con excepción de algunas experiencias piloto, no se reciclan.
En este contexto crítico para el medioambiente, el Pacto Chileno de los Plásticos está impulsando la campaña “Duro con el Flexible”, un proyecto cuyo objetivo es evaluar la factibilidad de separar y clasificar envases plásticos flexibles domiciliarios colectados a nivel comunal para luego reciclarlos, y así, no solo evitar que los plásticos terminen en rellenos sanitarios o en los ecosistemas, sino que además permitir un importante ahorro de materia prima y energía, al utilizar materiales reciclados en la fabricación de nuevos productos.
“El problema de la contaminación por plástico es complejo, y la única forma de enfrentarlo es mediante un trabajo colaborativo, de forma conjunta y articulada. Es así como en este piloto, nos ponemos “duros” con los plásticos flexibles junto a las empresas, las municipalidades, y los vecinos, quienes tienen un rol clave en aprender a reconocer estos plásticos tan comunes en nuestras casas, para poder reciclarlos, reaprovechándolos como materia prima para otros productos, y avanzando de esta manera en la transición hacia una economía circular de los plásticos”, señaló Fernanda Valdivieso, directora del Pacto chileno de los Plásticos.
Por su parte, Tomás Saieg, Jefe de la Oficina de Economía Circular del Ministerio de Medio Ambiente, valoró esta campaña, especialmente en el contexto de la implementación de la Ley REP: «Ad portas del inicio de la Ley REP de envases y embalajes, es fundamental que se refuercen las cadenas de reciclaje de las distintas materialidades. Este proyecto tiene la virtud de enfocarse en una particularmente difícil e importante: la de los plásticos flexibles, que actualmente son muy poco reciclados, pero que son imprescindibles de abordar y representan una buena parte de los envases regulados. Por ello, esperamos que la campaña «Duro con el Flexible» sea muy exitosa y efectiva en reforzar esta importante cadena de valorización».
El tipo de plástico más utilizado
Los plásticos flexibles corresponden a uno de los materiales más usados por la industria alimenticia para el envasado, representando casi la mitad de los empaques. Son de bajo peso en relación a su superficie, tienen características apropiadas para conservar alimentos, versatilidad para adaptarse a las particularidades del embalaje de distintos tipos de productos, y un alto potencial de reciclaje, en la medida que sean diseñados y dispuestos correctamente.
En esta campaña, el llamado es a incorporar dos tipos de plásticos flexibles al contenedor de reciclaje, el PP5 flexible, y el PE4 flexible. El PP5 flexible (polipropileno flexible) se encuentra en envoltorios de tallarines, galletas, hamburguesas, helados, cereales, caramelos, entre otros, y generalmente vienen etiquetados con el número 5. Por su parte, el PE4 flexible (polietileno de baja densidad) se encuentra en envases de pan de molde, papel higiénico, absorbente y servilletas, pañales, arroz, detergente en polvo, verduras congeladas, embalajes de packs de botellas y latas, bolsas de basura, entre otros.
En ocasiones vienen etiquetados con el número 4.
El material flexible se está colectando en las comunas que utilizan un sistema de reciclaje de flujo único, que consiste en separar todo el material reciclable en un solo contenedor, simplificando y facilitando la participación de los vecinos, aspecto clave, considerando que la eficiencia del proceso y sus resultados dependen en gran medida de la calidad del material dispuesto desde las casas.
Emilia Ríos, alcaldesa de Ñuñoa, se refirió a la importancia de la iniciativa: “El 40% de los plásticos que se desechan son plásticos flexibles, por lo que estamos muy contentos de sumarnos a esta campaña. Estamos en una profunda crisis medio ambiental, cada día el planeta se deteriora más y desde la administración local debemos tomar acciones concretas para que vecinas y vecinos puedan reciclar y contribuir al cuidado del medioambiente de la forma más sencilla y cómoda posible. Esperamos que el día de mañana el porcentaje de reutilización de este tipo de plásticos vaya en alza y tengamos una Ñuñoa más sustentable”, sostuvo.
Además de Ñuñoa, también se está colectando material flexible en la comuna de Lo Barnechea, y en parte de Colina.
Una vez separados y clasificados, los plásticos flexibles son valorizados y reciclados para ser reaprovechados como materia prima para la fabricación de nuevos productos, volviendo así a la cadena de la economía circular. En este proceso, el PP5 flexible es transformado en zuncho, cinta utilizada para embalar todo tipo de cajas y paquetes para diversas industrias, como la agrícola. El PE4, por su parte, es utilizado para la fabricación de bolsas de basura.
Acerca del Pacto Chileno de los Plásticos
El Pacto Chileno de los Plásticos (PCP) es una iniciativa liderada por Fundación Chile y el Ministerio de Medio Ambiente, que tiene como objetivo repensar la forma en que se produce, usa y dispone de los plásticos, para que el material se mantenga circulando en el sistema y no contamine el medio ambiente.
Participan todos los actores de la cadena de valor del plástico, incluyendo al sector público, privado, académico y civil. Se trabaja de forma conjunta y articulada, generando colaboración e innovación para avanzar hacia una economía circular de los plásticos.