
Este no es un viaje más, no es una aventura más. Es una experiencia inmersiva en la naturaleza más salvaje, donde la fotografía y la introspección se encuentran.
En otoño, en Torres del Paine se suceden paisajes épicos, energías únicas, las hojas se agitan como llamas en el cielo y los colores cambian en variopintos tonos. Más que un destino: un cambio, una pausa, una historia que contar.
El gran aumento de turistas durante los meses de temporada alta, de octubre a marzo, ha generado también el interés de turistas y operadores de turismo a desarrollar programas para visitar el Parque Nacional Torres del Paine durante los meses de baja temporada de abril a septiembre.
“Durante los meses de abril y mayo, se puede disfrutar mejor del parque y de la naturaleza. Se vive un ambiente de mucha más tranquilidad. Los principales miradores se encuentran más despejados y se produce una notable disminución de tráfico de vehículos generando menos polvo en suspensión, más claridad y de esta manera, una mejor experiencia para los visitantes”, asegura Cesar Subiabre, jefe de excursiones de Hotel del Paine.
En otoño, los caminos se encuentran despejados y como gran regalo de todas las mañanas, se puede disfrutar de los colores del amanecer. Los tonos de los nothofagus (lenga y ñirre) se tornan en rojo, lo que produce y resalta una mayor intensidad de colores entre las montañas, los lagos y sus bosques. Otro factor importante para considerar es que la intensidad del viento disminuye considerablemente, lo que genera también una mejor experiencia para los visitantes.
¿Pero, qué hace especial a Torres del Paine para la fotografía en otoño?
“Creo que la inmensidad de las montañas del parque nacional, los lagos y glaciares, impresionan por sus colores y contrastes, además de la flora y fauna que habita este lugar y permanece ahí todo el año. Toda esta biodiversidad en un solo lugar, hacen que Torres del Paine sea un lugar buscado por fotógrafos y deseado para los amantes de la fotografía. Torres del Paine desde abril a junio, es un verdadero paraíso para la fotografía”, asegura el jefe de excursiones del Hotel del Paine.
Una paleta de colores naturales
Durante los últimos años, la fotografía se ha vuelto muy accesible. Las cámaras y smartphones han mejorado mucho en términos de calidad, lo que permite día a día que un público amplio pueda capturar imágenes de gran calidad. Además, las redes sociales generan cotidianamente el deseo de capturar y compartir imágenes épicas. Estos motivos se mezclaron con el boom del turismo aventura, permitiendo el crecimiento de un turismo especializado en la fotografía, en destinos cada vez más accesibles.
“El otoño en la Patagonia es una época visualmente impactante, con el cambio de colores del follaje en los bosques de nothofagus que se ven al pie de las cumbres de Torres del Paine. Además, amanece más tarde que en verano, y los amaneceres tienden a ser más intensos por la posición del sol. Esto convierte los paisajes de la Patagonia austral, en obras de arte salvajes. Hay más lluvia que en verano, pero también hay menos viento, y los avistamientos de fauna nativa son muy buenos”, afirma Timothy Dhalleine, fotógrafo profesional y cineasta francés.
Y agrega: “Torres del Paine y la Patagonia en general, han sido mi escuela de fotografía. Llegué al extremo sur de Chile como creador de contenido en 2014, cuando las redes sociales estaban recién conociendo su boom. Durante los últimos años, este contexto global permitió transformar mi pasión en mi trabajo, en un lugar natural de increíble belleza, como es Torres Del Paine. Me siento afortunado y agradecido de vivir de mi pasión en un lugar tan especial, y a la vez puedo procurar su conservación”.
La magia de los colores en armonía con la naturaleza
El otoño, a pesar de marcar el final de la temporada alta, es un momento ideal para visitar la región. Durante esta época, los cambios en la flora y fauna son drásticos, permitiendo observar especies con mayor facilidad que en otras estaciones, junto con avistar distintos tipos de migraciones.
Además, los intensos y característicos colores otoñales, le dan un atractivo especial al paisaje, convirtiéndolo en un escenario perfecto para la fotografía y la conexión con la naturaleza.
“Mi experiencia fotografiando en otoño ha sido realmente especial y diferente cada año. Los colores cambian, transformando totalmente los paisajes. Siempre hay algo nuevo por descubrir. Es una época en la que la fauna se hace más visible, el ritmo de vida en la región cambia, y la transición estacional le da un carácter único a cada imagen. Es un momento ideal para apreciar la belleza del lugar y compartirla con quienes aún no la conocen”, dice Maximiliano Larenas, fotógrafo y realizador nacional.
“Torres del Paine tiene una magia única que lo hace especial para la fotografía”, continúa Larenas. “Sus paisajes cambian constantemente con la luz, la niebla y el clima impredecible, creando escenas que van desde mañanas frías y cubiertas de neblina hasta atardeceres cálidos y dorados. La imponencia de las Torres y los Cuernos, junto con la inmensidad del entorno, hacen que cada captura refleje la esencia del parque. Es un lugar donde la naturaleza se muestra en su forma más prístina”.
Captura atardeceres intensos y paisajes de ensueño
Visitar Torres del Paine, en otoño es una oportunidad única para explorar Magallanes en toda su inmensidad y belleza con mayor tranquilidad. En un solo viaje, se pueden capturar imágenes de vida silvestre en su estado más puro. Esta combinación, de naturaleza majestuosa, variedad geográfica y acceso a una biodiversidad única, convierten a la región en un destino fotográfico inigualable a nivel mundial.