En un sistema de salud donde los recursos son limitados, académicos del Departamento de Ingeniería Industrial (DII) desarrollan modelos que ayudan a mejorar la eficiencia en esta área, es decir, permiten utilizar de mejor manera esos recursos para conseguir mejores resultados clínicos para los pacientes.
«Esto, y muy importante, sin tener que recurrir a un constante incremento en los costos», destacan desde el DII
A pesar de las diferencias en la formación de médicos e Ingenieros Civiles Industriales (ICI’s), ambas profesiones conviven en un área común: la gestión y la optimización de los sistemas de salud público y privado.
En un evento para periodistas y comunicadores, el DII mostró el miércoles 9 de octubre tres casos de éxito en la gestión de salud y hospitalaria chilenos:
• Estrategia Niservimab contra el virus sincicial en Chile, el fundamental aporte académico a la inmunización de lactantes menores de seis meses
A partir del 1 de abril, Chile inició campaña de administración del fármaco Nirsevimab, anticuerpo que probó entregar protección inmediata a los lactantes nacidos desde octubre de 2023 contra el Virus Respiratorio Sincicial (VRS).
«Gracias al trabajo realizado por un grupo de nuestros académicos integrado por Leonardo Basso, Marcel Goic, Denis Sauré y Charles Thraves, nuestro país fue pionero en la administración de este anticuerpo monoclonal (de protección inmediata, que tiene una duración de cinco meses y es distinto de una vacuna, cuyo fin es generar anticuerpos) que ayudó a prepararnos para un invierno que se esperaba complejo en términos de virus respiratorios», indican en el DII.
Gracias a este medicamento, que es segunda generación del Polivizumab -fármaco que tiene el mismo efecto, pero que es seis veces más caro y que debe inyectarse mensualmente-, el Niservimab permitió disminuir en más de un 87,6% las hospitalizaciones pediátricas el pasado invierno.
El estudio realizado por nuestros investigadores cuantificó cuál hubiera sido el impacto en atenciones de urgencias y hospitalizaciones si se hubiese utilizado el fármaco Niservimab desde el año 2019 en adelante.
Si ese año se hubiese inmunizado a todos los niños y niñas menores de seis meses, como se hará este 2024, sólo se habría requerido un máximo de 96 camas para menores de 2 años por causa de VRS. Esto, en vez de las 253 que se necesitaron, generando una disminución de 157 camas en el peak de contagio por este virus. Asimismo, en 2023 se hubiese requerido un máximo de 279 camas en vez de las 520 que se requirieron.
“Esto demuestra no sólo una enorme mejora para la salud de nuestros niños y niñas, sino que, además, un significativo menor estrés para nuestra red asistencial”, afirma Basso, académico de Ingeniería Industrial y director del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI).
• Predicciones para las campañas de invierno
La participación de los expertos del DII en las campañas de invierno se remonta al trabajo realizado durante la pandemia de COVID-19, lo que les hizo merecedores del Premio Franz Edelman (conocido como el Nobel en Investigación de Operaciones. Durante esta emergencia sanitaria, los investigadores realizaron previsiones de contagios, “esencialmente de urgencias y de hospitalizaciones”, contextualiza Denis Sauré, académico de Ingeniería Industrial e investigador del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI).
Fruto de esta experiencia, el Ministerio de Salud -en particular, el DEIS (Departamento de Estadísticas e Información de Salud), dependiente de la Subsecretaría de Salud Pública- comenzó a trabajar en conjunto con investigadores de Ingeniería Industrial – FCFM de la U. de Chile y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, instancia en la cual llevó a cabo un estudio de impacto y costo-efectividad que permitió demostrar las indiscutibles ventajas que tendría una adopción temprana de inmunización para los menores de seis meses con Niservimab.
“En 2019, 2022 y 2023 hicimos un estudio de eficacia para determinar su costo-efectividad y de ahí salieron los números”, circunscribe Sauré.
Para ello, hicieron un simulacro sobre lo que hubiese pasado si el país hubiera administrado el Nisermivab en esos años y mostraron su costo-eficiencia, considerando los costos directos. Esto es, que los costos de adquisición son menores a los ahorros directos que se generan en la red.
Este trabajo colaborativo ha demostrado la importancia del trabajo conjunto entre distintos actores. Por un lado, se tiene la interacción entre centros de investigación y el Estado, que permite que los últimos avances científicos y metodológicos puedan adaptarse a los requerimientos y condiciones propias del país. Por otro lado, el trabajo se ha caracterizado por desarrollarse en forma multidisciplinaria, complementando visiones de médicos, ingenieros salubristas públicos y disciplinas asociadas que definitivamente permite tener una visión más completa de fenómenos complejos.
Esta colaboración partió con la planificación de la capacidad de camas críticas en el contexto de la pandemia, esfuerzos que migraron naturalmente a la preparación de capacidad de las campañas de inviernos. En este frente, los investigadores de Ingeniería Industrial han orientado sus esfuerzos no sólo a responder a la demanda por servicios, sino que también a buscar mecanismos que permitan anticiparnos a las enfermedades respiratorias, disponibilizando recursos para otras necesidades de salud.
• Cáncer colorectal y de mama en Chile: incidencia, mortalidad, sobrevida y desigualdad
La investigación “Colorectal cancer trends in Chile: a Latin-American country with marked socioeconomic inequities”, realizada por la académica y directora de Ingeniería Industrial, Susana Mondschein, establece el cero efecto del GES (Garantías Explícitas en Salud) en la sobrevida de sus pacientes y la marcada diferencia que existe en la sobrevida de personas que están en el sistema ISAPRE versus FONASA.
Con el cáncer declarado como una de las enfermedades de mayor prevalencia en la población chilena y mundial, se estima que el cáncer de colon y de recto es la tercera enfermedad maligna más frecuente en el mundo, la buena noticia es que en algunos países con programas de detección establecidos, su incidencia y mortalidad ha disminuido mejorando así la supervivencia de sus pacientes. Con estos antecedentes, un equipo interdisciplinario de investigadores, liderado por nuestra académica, analizó las tendencias en los últimos 10 años, así como la influencia de los factores observables en la supervivencia de las personas aquejadas con esta patología. En particular, el impacto de la inclusión del tratamiento del CCR en el programa GES.
Para ello utilizaron datos públicos del Ministerio de Salud y del Instituto Nacional de Estadística (INE), los cuales se obtuvieron de los registros de egreso hospitalario y mortalidad (DEIS) haciendo el match
Por medio de curvas de sobrevida de Kaplan-Meier, los investigadores encontraron diferencias en las tasas de sobrevida a cinco años, tanto entre FONASA e ISAPRE como dentro de los distintos tramos del seguro público de salud. Así, observaron que la sobrevida a cinco años esperada era de un 47% para pacientes de FONASA (Grupo D: 54%, C: 52%, B: 46%, A: 39%) y un 68% para los afiliados a ISAPRES (que es aproximadamente la observada en países desarrollados) de los individuos en ambos registros.
“Nuestro estudio muestra que existe un fuerte gradiente socioeconómico en el diagnóstico precoz y tratamiento de CCR, además de factores de riesgo asociados con estilo de vida, etnia y nivel educacional que en Chile están asociados con el tipo de seguro médico al que la población accede”, constata Mondschein, quien también es investigadora del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería (ISCI).
Agrega: “En nuestra opinión, la introducción de un programa nacional de cribado con acceso rápido a procedimientos diagnósticos y terapéuticos puede ser la única forma de disminuir la grave desigualdad observada en el país y así mejorar la supervivencia del CCR en Chile”.