El pasado 22 de marzo se celebró el Acuerdo de Producción Limpia (APL) “Certificado Azul”, de gestión público-privada impulsado por la Agencia de Sustentabilidad y Cambio Climático de Corfo y Fundación Chile. Este permitirá articular acciones con empresas de distintos rubros de la economía nacional en torno a la gestión integral y sustentable del recurso hídrico en procesos productivos y de servicios, en el plazo máximo de 36 de meses para la obtención de su máximo nivel de certificación.
A través de siete metas específicas, que involucran el uso de herramientas asociadas a la medición de huella hídrica, gestión de información y responsabilidad social del agua, jerarquizando prioridades e incentivando la inversión necesaria, se busca además mejorar la eficiencia, productividad y desempeño ambiental de las empresas, permitiéndoles posicionarse como responsables, resilientes y comprometidas con su entorno.
Cofibreik habló con Claudia Gallegillos, Líder Estrategias Hídricas Fundación Chile y una de las gestoras del acuerdo sobre las ventajas y posibilidades reales de este tipo de iniciativas, que son voluntarias.
¿De qué se trata este APL?
El Acuerdo de Producción Limpia “Certificado Azul” es el resultado del proyecto SuizAgua, del programa Latinoamericano “El Agua Nos Une”, iniciativa liderada por Fundación Chile en nuestro país y financiada por la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación Suiza (COSUDE) que impulsó el Certificado Azul en Perú y ahora en Chile.
El Certificado Azul busca impulsar la gestión hídrica del país y la seguridad hídrica del territorio, promoviendo la eficiencia en el uso del agua en los procesos productivos y servicios a través del uso de una herramienta asociadas a la medición de huella de agua (ISO 14.046), planes de reducción en el uso del agua en los procesos productivos y programas de proyectos de responsabilidad social del agua (RSEAgua), implementando acciones reales que impacten en la cadena de proveedores y en el territorio compartido con otros actores presentes en él, con beneficios económicos, sociales y ambientales.
Esta certificación reconoce el rol que poseen las empresas en la gestión del agua local, convirtiéndose en un mecanismo de inversión público-privado para avanzar en la implementación de acciones y soluciones con beneficios colectivos en los territorios de influencia, buscando la sustentabilidad del recurso.
La empresa que ingresa al Certificado Azul manifiesta su compromiso de trabajar en conjunto con el Estado para abordar la Gestión del Agua en Chile.
¿En Chile la escasez hídrica es un tema climático o es el uso intensivo que damos al agua? ¿o ambos?
Chile está viviendo una de las sequías más prolongadas de los últimos 1.000 años (Garreaud et al., 2017), lo que se atribuye a 3 factores principalmente: Deficiente gestión hídrica y gobernanza del agua (44%); intervención antrópica (39%) y factores climáticos (17%). Respecto a los factores climáticos, los modelos nacionales e internacionales muestran un decrecimiento importante en la caída de agua lluvia y nieve, así como el aumento de la temperatura ambiental, lo que produce un aumento en el consumo de agua (mayor evaporación). Por otro lado, en los últimos años hay un incremento importante en la demanda de agua por parte de los sectores productivos, donde la falta de disponibilidad de agua superficial está siendo suplida por agua subterránea para sostener nuestro actual sistema, poniendo en riesgo la sustentabilidad de nuestro propio desarrollo.
Chile está dentro de los 30 países del mundo con mayor estrés hídrico, donde se destaca como la única nación latinoamericana que pasará a un estrés hídrico extremadamente alto al año 2040. Es una de las naciones con mayor probabilidad de enfrentar una disminución en el suministro de agua, debido a los efectos combinados del alza de las temperaturas en regiones críticas y los cambios en los patrones de precipitación (WRI, 2015).
Entre los años 2000 y 2014, el análisis del componente atmosférico del país evidenció una sequía meteorológica con un desbalance generalizado, donde las precipitaciones no alcanzaron a cubrir las necesidades hídricas de la cobertura vegetal actual. De igual manera, los eventos extremos de inundaciones y aluviones provocados por episodios de fuertes lluvias en corto tiempo se han manifestado con mayor frecuencia en los últimos años, con pérdidas económicas, sociales y ambientales no evaluadas (EH2030, 2018).
Los efectos del Cambio climático y la sobreexplotación de las fuentes de agua no solo causan la escasez hídrica que presentan algunas áreas del país, sino también están dañando nuestros ecosistemas hídricos que son importantes proveedores del recurso. “El agua es un factor vital de producción, por lo que la disminución de los suministros de ésta puede traducirse en un crecimiento más lento. Algunas regiones podrían ver sus tasas de crecimiento disminuidas en hasta un seis por ciento del PIB al 2050 como resultado de los problemas relacionados con el agua”, dijo el Banco Mundial, en 2016).
El actual sistema de uso de los recursos hídricos ha exacerbado la sobreexplotación de algunos acuíferos, lo que ha provocado escasez de agua potable en aldeas rurales y conflictos entre comunidades locales e indígenas, agricultores, empresas mineras e hidroeléctricas (OCDE, 2016, citado por OCDE, 2018).
Respecto a las aguas subterráneas, también se ha notado un descenso en la disponibilidad del recurso hídrico, donde 110 acuíferos del territorio nacional se encuentran con una demanda comprometida superior a su recarga (Ministerio del Interior de Chile, 2015). Esto se ratificó en la Radiografía del Agua donde de 203 pozos monitoreados por la DGA ubicados entre la región de Arica y Parinacota y O´Higgins, un 72% de ellos presentaron una tendencia negativa estadísticamente significativa, es decir, son aguas subterráneas que eventualmente se agotarán (EH2030, 2018).
Otro factor relevante en la Brecha Hídrica es la sobreexplotación del recurso producto del incremento de la demanda de agua, que se ve agravada debido al sobre otorgamiento de derechos de aprovechamiento de aguas ocurrida en las últimas décadas. En la Radiografía del Agua se estimó que los Derechos de Aprovechamiento de Agua (DAA) consuntivos y permanentes registrados en el Catastro Público de Aguas (CPA) de la Dirección General de Aguas (DGA) y actualizados a diciembre de 2017, superan más de seis veces la captación de aguas a nivel nacional, donde se puede destacar las regiones sur-australes como aquellas con mayor diferencia (EH2030, 2018).
Parece ser que el problema del agua va en aumento, ¿podremos revertirlo?
Si bien el futuro es incierto, tenemos certeza que si continuamos haciendo lo mismo de siempre terminaremos con grandes conflictos económicos, sociales, ambientales y políticos asociados a la falta de agua. Chile debe iniciar rápidamente la “Transición Hídrica”, cambiando los paradigmas y nuevas formas de hacer las cosas, implementando soluciones en el corto plazo, pero con una mirada estratégica a largo plazo, relevando al agua como un elemento fundamental para la vida y el desarrollo.
No es una terea fácil, por lo tanto, el Estado no tendrá la capacidad de gestión y financiera para sobrellevar por si solo este problema y se requiere de otros actores que apoyen el rápido avance en soluciones, donde el sector privado posee el potencial de transformarse en un agente de cambio en el uso y sustentabilidad del recurso hídrico, cuyo objetivo es caminar hacia la seguridad hídrica considerando además la equidad social y la conservación del medio ambiente como una plataforma que sostiene el ciclo hídrico en los territorios. Como sociedad debemos encontrar la forma de avanzar en redes de colaboración entre sector público, privados, sociedad civil y academia, así como incorporar métodos que fomenten la confianza entre actores y la voluntad de estos.
EL TRABAJO DE “ESCENARIOS HÍDRICOS”
¿Cómo nace Escenarios Hídricos y qué logros destacaría hasta ahora?
Escenarios Hídricos nace en el año 2016 como una necesidad de abordar el riesgo hídrico que debe enfrentar Chile al año 2030, lo que pondrá grandes desafíos para lograr sostener nuestro desarrollo económico y cambiar el rumbo en la forma de hacer las cosas. Los resultados de los estudios realizados por esta iniciativa nos muestran que es tiempo para actuar, pero debemos contar con la información e instrumentos que nos ayuden a tomar mejores decisiones y mirar estratégicamente las acciones que podemos hacer en el corto plazo, pero con beneficios económicos, sociales y ambientales en el largo plazo. La transición hídrica busca alcanzar la seguridad hídrica para Chile al año 2050.
Desde Fundación Chile y Escenarios Hídricos, ¿cómo se está abordando este problema?
Fundación Chile trabaja por el desarrollo sostenible de nuestro país; hoy se encuentra concentrada en la reactivación económica desplegando iniciativas de impacto social y dando respuestas ágiles. Entre sus ejes estratégicos se encuentra el ámbito de desarrollo humano, sustentabilidad y Cambio Climático.
El agua es uno de nuestros ejes estratégicos, dado que representa un gran riesgo para el desarrollo en forma sustentable, así como grandes oportunidades de incorporar innovación y abrir nuevos mercados que nos ayudarán a sobrellevar la crisis económica que actualmente atravesamos.
Escenarios Hídricos 2030 busca alcanzar la seguridad y sustentabilidad hídrica para Chile al 2050, poniendo un énfasis en la urgencia de actuar de actuar rápidamente a pesar de la incertidumbre que nos genera la escasez hídrica. Esta iniciativa se inicia en el 2016 bajo la coordinación de Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina. Se busca abordar el problema e implementar la “Transición Hídrica” desde una mirada multisectorial e integrada, considerando acciones en el corto plazo, pero desde una mirada estratégica en el largo plazo, donde los territorios poseen una gran relevancia en un proceso de construcción colectiva. A fines del 2021 se espera contar con hojas de ruta en las cuencas de Maule y Maipo, así como una propuesta para la institucionalidad del agua en Chile y para el Plan de Seguridad Hídrica Nacional. Asimismo, se dispondrá de una metodología para la selección del conjunto de soluciones que abordarán la brecha y riesgo hídrico en las cuencas, con información de su impacto social y ambiental, tiempo de implementación (corto, mediano y largo plazo) y costos referenciales de inversión, lo que permitirá mejorar la toma de decisiones por parte de los actores locales y la elaboración de los Planes Hídricos en las cuencas.
¿Cuán de acuerdo está FCh con el diagnóstico del Banco Mundial de hace 10 años respecto de que la institucionalidad hídrica en Chile está muy fragmentada?
Las condiciones no han cambiado mucho desde que el Banco Mundial nos mostró que existen 43 instituciones (públicas chilenas) que poseen atribuciones en el tema hídrico. La publicación de la “Transición Hídrica” (2019) muestra que el 44% de las causas que generan el problema del agua en Chile se debe a la deficiente gestión e institucionalidad, lo que corrobora el diagnóstico realizado en ese momento por el Banco Mundial.
Crees que el agua le importa al ciudadano a pie o solo a quienes tienen dificultades de acceso?
Es lamentable, pero muchas personas no poseen la real conciencia de lo que sucede con el agua en Chile o poseen una visión parcializada del problema. En general, las personas que viven en las ciudades no visualizan el problema, dado que las zonas urbanas son abastecidas por las empresas sanitarias quienes deben asegurar la continuidad del servicio de agua potable a sus clientes. Quienes viven en las zonas rurales tienen mayor conciencia del problema porque los afecta en su vida diaria, sin embargo, carecen de las herramientas necesarias para entender como funciona un sistema hídrico y las soluciones que pueden llevarlos a resolver el problema. Es por ello que se requiere de organismos que planifiquen el desarrollo y la gestión estratégica del recurso hídrico, incorporando la mirada en el largo plazo.
¿Cómo conciliar las aspiraciones del país (como potencia alimentaria) con la realidad que estamos viviendo?
La realidad nos obliga a realizar cambios en la forma como usamos el agua, principalmente por el sector agrícola que consume cerca del 88% del agua en Chile, donde las inversiones implican grandes desafíos como: el uso de mejores tecnologías de precisión, riego eficiente, recambio de cultivos productivos que usen menos agua, mantener la producción usando menos agua y menos suelo (agricultura vertical), conservar y recuperar las zonas frágiles que sostienen el ciclo hídrico (riberas de ríos, humedales, bosque nativo, entre otros), aplicar técnicas de manejo agroecológicas, entre otras. Si el sector agrícola lograra un 70% de eficiencia en Chile, podríamos disponer del agua suficiente para sostener la actual producción agrícola e industrial, así como el agua para consumo humano y caudal ecológico necesario para recuperar nuestro ciclo de agua.
LEYES Y CONSTITUCION POR EL AGUA
¿Son suficientes los proyectos de ley (del agua) en trámite?
No, no son suficientes. Algunos de ellos abordan la emergencia hídrica en el corto plazo careciendo de una mirada sistémica en el largo plazo. En otros casos no tocan el fondo del problema y los cambios son específicos, manteniendo las actuales condiciones. Se debe considerar que nuestro sistema actual fue diseñado hace muchos años, cuando Chile tenía agua suficiente para sostener todos sus usos, sin embargo, hoy las condiciones cambiaron y eso nos ha mostrado una gran falla de mercado que pone en riesgo nuestro desarrollo actual y futuro.
.@kulka_marcos en el lanzamiento del Acuerdo de Producción Limpia #CertificadoAzul 👇@AgenciaSust
— Escenarios Hídricos (@ehidricos2030) March 22, 2021
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¿Se arreglan los problemas con una Subsecretaría de Recursos Hídricos como anunció el gobierno?
La creación de una Subsecretaría sin duda es un avance en el tema, sin embargo, no es suficiente y aún queda mucho por hacer, donde es fundamental considerar la visión, gestión y participación de los actores desde los territorios (cuencas hidrográficas), integrar el desarrollo sostenible como objetivo país incorporando las variables ambientales y sociales en la toma de decisiones, así como desarrollar la gestión estratégica del recurso con mirada en el largo plazo, por nombrar algunas.
¿Crees que un proceso constitucional debería cambiar en algo el tema hídrico y la forma en que éste se exprese en la nueva Constitución?
Esperamos que el proceso constituyente releve los ejes fundamentales que se requieren para caminar hacia el desarrollo sustentable, donde destacan los temas ambientales, la equidad social y el desarrollo económico en forma armónica. Teniendo esto como base y objetivo en nuestra constitución, se podrá cambiar la forma en que estamos haciendo las cosas.
Foto de portada: Unsplash mrjn Photography