La economía peruana mantuvo su dinamismo en agosto, al registrar un crecimiento de 3.5% respecto del mismo mes del año anterior, en línea con lo esperado por el mercado.
Con este resultado, la actividad económica creció por quinto mes consecutivo y acumula un crecimiento de 2.9% en lo que va del año.
El crecimiento en agosto se debió principalmente a la aceleración del sector minería e hidrocarburos (+8.9%), que creció a su tasa más alta desde febrero de este año. La minería metálica se incrementó 8.9% por mayores leyes de mineral, lo que permitió que la producción de cobre aumente 11.7% luego de cuatro meses de caída.
En tanto, la mayor producción de hidrocarburos (+9.0%) se debió en parte a un efecto estadístico dado que el año pasado hubo paralizaciones en la producción de gas natural por trabajos de mantenimiento en las plantas del proyecto Camisea. El desempeño de este sector contrarrestó la caída del resto de sectores primarios como el agropecuario (-2.3%), la pesca (-28%) y la manufactura primaria (-0.96%).
Por su parte, el crecimiento del mes se vio también favorecido por el dinamismo de los sectores vinculados al consumo, tales como el comercio y los servicios, los cuales crecieron 3.2%.
Si bien este resultado es inferior al registrado en julio (+3.7%), representa todavía una recuperación respecto del año pasado, cuando estos sectores se incrementaron en apenas 0.5%.
Entre estas actividades, destaca el incremento de 7.5% en el sector de alojamiento y restaurantes, su mayor tasa de crecimiento desde abril de 2023.
El dinamismo de los sectores vinculados al consumo se viene dando en un contexto de mayor poder adquisitivo de los hogares debido a la moderación de la inflación, la recuperación progresiva del mercado laboral y la mayor liquidez de los hogares ante los retiros extraordinarios de los fondos de las AFP.
Empleo se aceleró en Lima Metropolitana
El empleo total (formal e informal) en Lima Metropolitana creció 4.9% en el tercer trimestre del año, el mayor ritmo de los últimos ocho trimestres. Este avance estuvo casi completamente explicado por el aumento de los empleos adecuados (+7.7%). Así, de los 253 mil puestos de trabajo que se crearon en Lima, 238 mil (el 94%) fueron adecuadamente empleados, es decir, trabajan 35 o más horas a la semana y perciben ingresos suficientes para cubrir una canasta mínima de consumo (aproximadamente S/1,260).
En cambio, el subempleo creció solo 0.7% en el tercer trimestre. Con ello, la tasa de subempleo en Lima bajó a 39.4% de los trabajadores, menor a la tasa de hace un año (41.0%) y su menor nivel desde inicios de 2020. No obstante, aún se encuentra por encima de la tasa del tercer trimestre de 2019 (35.5%) y se registran cerca de 400 mil limeños subempleados más que antes de la pandemia.
En línea con el avance del empleo adecuado, los ingresos laborales en la capital crecieron 3.7% en términos reales, es decir ajustados por inflación, acelerándose frente al trimestre previo (+1.2%). Sin embargo, todavía se ubican 5.3% por debajo del nivel de 2019, con lo que los salarios de los limeños han perdido más de S/ 110 de capacidad adquisitiva. Además, si mantienen su ritmo de avance actual, el IPE estima que los ingresos laborales reales recién alcanzarían sus niveles prepandemia a mediados de 2025.
Perspectivas
Los indicadores adelantados de actividad muestran que la economía peruana se moderaría en setiembre.
Según cifras del COES, la demanda de electricidad creció 1.3% en setiembre, cifra inferior al 2.3% registrado en agosto. Parte de esta desaceleración estaría vinculada a la menor actividad minera, reflejada en el 0.2% de crecimiento en la demanda de electricidad minera, lo que indica un bajo dinamismo de las empresas del sector. Por otro lado, según datos del MEF, la inversión pública continuó desacelerándose en setiembre, registrando un crecimiento de 13.2% en términos reales, menor al avance de 24.2% de agosto. Este menor ritmo va en línea con los esfuerzos por cumplir con la regla fiscal.
En tanto, las expectativas empresariales sobre la economía a corto plazo se mantuvieron en setiembre en el tramo optimista por cuarto mes consecutivo. Este factor, sumado al crecimiento de las importaciones de bienes de capital (9.5% en términos reales según cifras preliminares) impulsaría los sectores vinculados a la inversión privada, tales como la construcción y la manufactura no primaria.
En lo que resta del año, los efectos de los retiros de AFP y CTS, que han venido brindando soporte al gasto del sector privado, se irían disipando. En tanto, el sector agropecuario estaría impulsado por la recuperación de los productos destinados a la agroexportación, principalmente el arándano, cuya temporada de cultivo inició con mayor fuerza en setiembre.
En conclusión, la continua mejora de los sectores vinculados al consumo y la mayor confianza empresarial en la economía impulsarían la actividad en lo que resta del año, con lo que el IPE estima que el Perú cerraría 2024 con un crecimiento de 3.0%.