La realidad laboral está cambiando, impulsada por la tecnología y por transformaciones en las estructuras sociales y económicas que impactan la fuerza laboral. Uno de los efectos más destacados es el aumento de la longevidad, en paralelo a la caída de la tasa de natalidad en la región, incluida América Latina.
Este dilema nos enfrenta a una población mayor que se aproxima a la jubilación, con cada vez menos jóvenes que sostengan el sistema de pensiones. Desde 2019, hay más personas mayores de 65 años que niños de 5 años en el mundo, según la CEPAL.
A pesar de que los avances científicos han incrementado la esperanza de vida, las empresas y la sociedad no han asumido esta nueva realidad. La integración de los trabajadores de la «generación plateada» o los mayores de 50 años, sigue siendo un desafío. La falta de preparación para adoptar esta fuerza laboral es similar a lo que ocurrió con el trabajo remoto durante la pandemia. En este contexto, nos encontramos con un talento valioso que combina experiencia y habilidades blandas, elementos escasos en el mercado.
Sin embargo, este colectivo enfrenta dificultades para encontrar empleo en la región. Según el Banco de Desarrollo Interamericano, la tasa de desempleo para los mayores de 50 años en América Latina pasa del 30% hasta más del 60%, conforme pasan los años. Y esto empeora en el caso las mujeres, que registra un desempleo que puede superar al de los hombres hasta en 20 puntos porcentuales.
Tal situación está llevando a muchos en la generación plateada a aceptar empleos de menor calidad o a emprender. En este último caso, lanzando sus propios negocios o consultorías. Aunque enfrentan retos, también cuentan con fortalezas significativas. Su experiencia en diversos campos les otorga una ventaja en el emprendimiento. La inteligencia emocional y la paciencia adquiridas a lo largo de los años son cruciales para navegar los desafíos empresariales. Además, tienen acceso a capital y una red de contactos sólida que les brinda herramientas valiosas para sus iniciativas.
Estamos en un período de transformación donde nuevos liderazgos emergen de emprendedores que ofrecen visiones diferentes. En la era de la inteligencia artificial, se crean nuevas estructuras económicas y sociales que demandan talento hábil en tecnología, pero también una mirada estratégica que humanice los procesos. La generación plateada tiene un papel fundamental en esta dinámica.
Es vital romper mitos sobre esta generación. Un mito común es que los trabajadores que superan los 50, o incluso están algunos años por debajo, carecen de energía. En realidad, los estilos de vida más saludables y los avances médicos han incrementado su vitalidad. Una encuesta de la CEPAL reveló que más del 60% de los mayores de 50 años llegan en buen estado a esa edad (67%) y mantienen una rutina activa (61%).
Otro mito es la incapacidad de adaptarse a la tecnología. Cada vez más, los mayores de 50 se capacitan y adoptan nuevas herramientas digitales, razón por la que también se les denomina “nativos de la experiencia”. La CEPAL encontró que más del 70% de los latinoamericanos mayores de 50 años utilizan smartphones para consultar correos (89%), o buscar información en internet (86%), o acceder a redes sociales (85%) y bancos (71%).
No obstante, la generación plateada enfrenta retos, como el edadismo en el ámbito corporativo y la falta de políticas que integren a este grupo en la vida laboral. Así como las universidades han desarrollado incubadoras para estudiantes, ¿por qué no hay programas destinados a este grupo? Desde centros de formación tecnológica hasta incubadoras para startups, estas iniciativas potenciarían el emprendimiento en la mano de obra senior y la creación de valor en la sociedad.
Ignorar el potencial de la generación plateada nos coloca en desventaja frente a otros países que ya implementan programas para abordar el envejecimiento poblacional. Aprovechar el talento de nuestros mayores no solo es una oportunidad, sino una necesidad para asegurar un futuro laboral y económico más robusto.
Rolando Liendo, doctor en Administración de Negocios, fundador de la incubadora Linav para empresas de tecnología y de la compañía eHealth peruana Lolimsa