Moody’s Ratings (Moody’s) ha cambiado este viernes la perspectiva del Gobierno del Perú de negativa a estable y ha afirmado las calificaciones de emisor y de deuda sénior no garantizada en moneda extranjera y en moneda local de Baa1. También hemos afirmado la calificación de emisión sénior no garantizada en moneda extranjera en (P)Baa1, y la calificación del programa de pagarés/CD en moneda local en Baa1.
«El cambio de perspectiva a estable refleja nuestra evaluación de que la adopción de reformas políticas alivia las preocupaciones a mediano plazo sobre la estabilidad institucional que podrían haber pesado de manera duradera sobre la gobernabilidad. Un entorno político más estable ayudará a restablecer un equilibrio de poder más constructivo entre las ramas ejecutiva y legislativa del gobierno y ayudará a la economía a superar un severo shock de confianza», indica la entidad en un comunicado de prensa.
Así, en su racional, la entidad asevera que la afirmación de las calificaciones Baa1 de Perú refleja su opinión de que la solvencia soberana «sigue anclada en su alta fortaleza fiscal, sus amplios amortiguadores para hacer frente a los shocks y sus sólidas capacidades de formulación de políticas para garantizar la estabilidad macroeconómica a pesar de los desafíos de gobernabilidad que reflejan las instituciones moderadas y la fortaleza de la gobernabilidad del Perú».
También refleja una fortaleza económica moderada» que equilibra una economía comparativamente grande, niveles bajos de riqueza y perspectivas de crecimiento moderadas a pesar de nuestra expectativa de una recuperación cíclica luego de múltiples shocks consecutivos.»
Al mismo tiempo, Moody’s Ratings indica que su afirmación de las calificaciones también refleja la alta susceptibilidad de Perú al riesgo de eventos como resultado de los riesgos políticos y sociales persistentes que obstaculizan las perspectivas de crecimiento de la economía.
«Los techos de país en moneda local y en moneda extranjera de Perú se mantienen sin cambios en Aa3», agrega.
En el detalle de su análisis, el comunicado de Moody’s Ratings indica que El 17 de septiembre de 2024, se convocó a un comité de calificación para discutir la calificación del Gobierno de Perú. Los principales puntos planteados durante la discusión fueron: Los fundamentos económicos del emisor, incluida su fortaleza económica, han mejorado sustancialmente.
«La afirmación de la calificación Baa1 refleja nuestra opinión de que la solvencia crediticia sigue anclada en la fortaleza del balance del gobierno, sus amplios amortiguadores para hacer frente a los shocks y sus sólidas capacidades de formulación de políticas para garantizar la estabilidad macroeconómica a pesar de los desafíos de gobernabilidad que reflejan la moderada solidez de las instituciones y la gobernabilidad del Perú», continúa el reporte.
El balance del soberano sigue estando entre los más sólidos en la categoría ‘Baa’ sobre la base de su baja carga de deuda, su favorable estructura de deuda que incluye un perfil de vencimiento promedio prolongado de más de 12 años y ahorros fiscales sustanciales de alrededor del 10% del PBI, todo lo cual refleja un marco de política fiscal prudente.
La solidez institucional y de gobernanza del emisor no ha cambiado sustancialmente. La solidez fiscal o financiera del emisor, incluido su perfil de deuda, no ha cambiado sustancialmente. La susceptibilidad del emisor a los riesgos de eventos no ha cambiado sustancialmente.
Las calificaciones Baa1 también reflejan una fortaleza económica moderada que equilibra una economía comparativamente grande, bajos niveles de riqueza y perspectivas de crecimiento moderadas a pesar de nuestra expectativa de una recuperación cíclica luego de múltiples shocks consecutivos. Nuestra afirmación de las calificaciones también refleja la alta susceptibilidad de Perú al riesgo de eventos como resultado de los riesgos políticos y sociales persistentes que restan valor a un entorno político más armonioso que sería más favorable a las perspectivas de crecimiento de la economía.
AMBIENTE POLÍTICO
Al detallar cada factor detrás de su análisis, Moody’s precisa que la reforma constitucional aprobada en marzo de este año por una mayoría de más de dos tercios en el Congreso crea una segunda cámara legislativa y permite la reelección de legisladores, lo que ayuda a establecer un equilibrio de poder más constructivo.
Los senadores serán elegidos en las elecciones generales programadas para abril de 2026, cuando finalice el actual mandato presidencial y legislativo. Además, la reforma política permite la reelección de legisladores.
Su criterio es que una segunda cámara más estable que ralentice la legislación tendrá más probabilidades de sofocar iniciativas que sean potencialmente controvertidas y/o perjudiciales para la salud fiscal y económica del país.
«Creemos que ayudará a estabilizar el equilibrio de poder entre el ejecutivo y el legislativo que se ha deteriorado significativamente desde 2017 y ha llevado a la destitución de varios presidentes, destituciones del congreso por parte del poder ejecutivo y una intensa volatilidad política general que ha afectado negativamente el sentimiento y el desempeño económico», reafirma.
Más adelante, el reporte indica que, a pesar de que la presidenta Boluarte enfrenta niveles históricamente bajos de apoyo público, el país se encuentra ahora en un período de relativa estabilidad política, debido a un consenso implícito entre los poderes legislativo y ejecutivo para permitir que la administración cumpla su mandato hasta las próximas elecciones generales programadas para abril de 2026.
Las perspectivas de malestar social han disminuido, aunque es poco probable que el fragmentado Congreso apruebe reformas importantes para elevar el crecimiento potencial, agrega el reporte.
CRISIS DE CONFIANZA
Tocando varios aspectos que llevaron a su calificación, el comunicado de Moody’s subraya que se trata de superar una crisis de confianza que afectó a la economía local estos últimos años.
«Tras un largo período de pesimismo económico que se extendió desde abril de 2021 hasta febrero de 2024 (el más largo registrado), medido por el indicador de confianza empresarial a tres meses vista, el sentimiento se ha recuperado con fuerza y se ha mantenido en territorio optimista durante varios meses consecutivos, en respuesta a las condiciones políticas más estables. En consonancia con la mejora de la confianza empresarial, las expectativas de inversión del sector privado para los próximos seis meses han aumentado hasta su nivel más alto desde 2018», dice textual el análisis de Moody’s Ratings.
Entonces apuesta a que la incipiente recuperación ha cobrado impulso y es probable que mantenga una expansión moderada.
Cita que el PIB real creció un 2,5% en el primer semestre del año, pero después de una recuperación lenta en el primer trimestre (crecimiento interanual del 1,4%), la actividad se aceleró en el segundo trimestre (crecimiento interanual del 3,6%). Los sectores primarios normalizaron sus niveles de producción a medida que se disiparon los efectos de los shocks climáticos de 2023, mientras que una recuperación progresiva en los sectores no primarios respaldó una reafirmación de la demanda interna, lo que llevó a una reactivación generalizada.
Como resultado, «esperamos que en la segunda mitad del año y a lo largo de 2025, la economía continúe consolidando su crecimiento, apoyada por la demanda interna y las exportaciones que se benefician de la fuerte demanda externa y los precios favorables», adelantan.
La calificadora prevé que el crecimiento del PIB real alcanzará el 2,7% en 2024, pero los riesgos al alza podrían acercar el crecimiento a la proyección del gobierno del 3,2%.
«Es probable que persista una brecha de producción (la diferencia entre el nivel real del PIB y su nivel potencial), lo que respaldará un crecimiento superior al potencial en 2025 y 2026. Los riesgos a la baja en la segunda mitad de 2025 y a principios de 2026 están vinculados a la persistente incertidumbre política en el contexto de las elecciones generales», indican.
CONSIDERACIONES ESG
En los aspectos ESG (o ASG) donde la nación tiene una calificación de CIS-3, el análisis de Moody’s Ratings explica que es reflejo de los elevados riesgos sociales derivados de su gran economía informal, la exposición moderada a los riesgos ambientales y un perfil de gobernanza relativamente sólido en general, a pesar de algunos desafíos que actúan como una restricción a la solvencia crediticia.
La exposición de Perú a los riesgos ambientales en la categoría E-3 refleja una exposición moderada a los riesgos climáticos físicos y de transición de carbono, detalla la calificadora.
«Si bien la infraestructura y la actividad del sector primario del país, de calidad relativamente baja, están expuestas a sequías e inundaciones provocadas por el fenómeno climático de El Niño, el choque aparece a intervalos muy irregulares de 10 años o más, y los sectores primarios representan poco más del 20% del valor agregado bruto, lo que limita los efectos adversos del fenómeno meteorológico. Sin embargo, los efectos dañinos de este y otros choques climáticos han tenido un impacto negativo en el desempeño fiscal a la hora de reemplazar la infraestructura dañada y brindar alivio a las áreas afectadas», explica el reporte.
La exposición a los riesgos sociales en la categoría S-4, en tanto, se deriva de la falta de acceso a los servicios básicos por parte de un segmento de la población, en particular en las regiones remotas del país, que refleja niveles de ingresos bajos y una gran economía informal.
«A lo largo de los años, las grandes desigualdades regionales han dado lugar a tensiones sociales recurrentes que han retrasado el desarrollo de diversos proyectos de inversión, imponiendo costos adicionales cuando las comunidades remotas rechazan inversiones a gran escala, en particular las que involucran actividades mineras. Los servicios básicos de baja calidad, como el saneamiento, la salud y la educación, generan riesgos latentes», dice Moody’s Ratings en su comunicado.
Aña de que estos segmentos de la población demandarán cada vez más mejores servicios públicos, lo que puede alentar políticas populistas en ausencia de mejoras tangibles en estos servicios. «Las desigualdades regionales han demostrado ser un terreno fértil para el descontento social que condujo a protestas con motivaciones políticas en las regiones del sur del Perú a fines de 2022 y en el primer trimestre de 2023, que afectaron negativamente la gobernabilidad y el sentimiento económico», señalan.
La puntuación de gobernanza G-2 del Perú, en tanto, según Moody’s se sustenta en la larga historia del país de políticas fiscales macroeconómicas creíbles y prudentes e instituciones económicas sólidas, «que compensan instituciones políticas muy débiles evidenciadas por la presencia de corrupción, luchas políticas internas, un sistema judicial débil, bajos niveles de logro educativo y una burocracia ineficiente, especialmente a nivel regional y local, que limitan el perfil crediticio del soberano», remarca.
¿QUE PODRÍA CAMBIAR?
Como en otras calificaciones, el reporte de Moody’s termina su análisis indicando los factores que podrían mejorar o empeorar la situación.
Podría mejorar con un entorno político más estable, que apoye la cohesión institucional y dé como resultado la adopción de reformas sostenibles que fomenten el crecimiento, que fortalezcan el desempeño fiscal y conduzcan a una reducción más rápida de los coeficientes de deuda podría llevar a una mejora de la calificación soberana de Perú.
«El fortalecimiento de la gobernanza, en particular en relación con las instituciones políticas, la corrupción y la economía informal, mejoraría la solvencia soberana», indica el análisis.
Al revés, la calificación podría empeorar con el resurgimiento de una intensa inestabilidad social o política que complique la gestión fiscal o afecte negativamente el desempeño económico y reduzca materialmente el potencial de crecimiento de la economía podría llevar a una rebaja de la calificación.
«La falta de medidas de política para reducir de manera sostenible el desequilibrio fiscal a niveles más consistentes con coeficientes de deuda estables y en descenso o una intrusión política que socave la eficacia de la gestión fiscal podría llevar a una rebaja de la calificación», termina el reporte de Moody’s Ratings.