A una semana del comienzo de las Fiestas Patrias, millones de chilenos afinan los últimos detalles para disfrutar de uno de los feriados más extensos del último tiempo. Y, como consecuencia, no son pocos los trabajadores que aprovechan esta fecha para tomarse vacaciones.
Sin embargo, persiste y se extiende un fenómeno preocupante: el miedo a desconectarse, que lleva a muchas personas a mantenerse disponibles pese a las recomendaciones de especialistas y autoridades con relación a cargas las pilas y dejar de lado el trabajo.
Presente en un amplio espectro de la clase trabajadora, especialmente entre aquellos que interactúan con herramientas digitales, el miedo a la desconexión se manifiesta a través del contacto remoto, ya sea mediante mensajería instantánea, reuniones a distancia o, incluso, ejecución de tareas de diverso tipo.
“Existe una creencia equivocada de que desconectarse por varios días podría perjudicar el desarrollo de la actividad laboral y aumentar la carga laboral al regresar de un período que se toma para descansar”, analizó el director asociado de Robert Half Chile, Caio Arnaes.
Consecuencias desastrosas
Sin embargo, la decisión de mantenerse disponibles en un período de vacaciones, por más breve que sea, genera efectos sobre la productividad, falta de disposición, mal humor, entre otros daños físicos y psicológicos, que están llevando a miles de trabajadores de todo el mundo a sufrir lo que se conoce como burnout o síndrome del trabajador quemado. Prueba de ello es que no son pocos los especialistas que insisten con vehemencia que garantizar un período de descanso total es importante para recargar las pilas y asegurar que la salud mental y física se mantengan bien cuidadas para que las personas puedan alcanzar buenos resultados en el ámbito laboral.
Aunque el miedo a desconectarse se relaciona con conductas que podrían catalogarse como de poca relevancia, pueden llevar a una sensación permanente de agotamiento y alineación ante el trabajo, que es como los psicólogos describen al burnout. Y aunque para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el burnout es un fenómeno laboral y no una enfermedad mental, puede derivar en trastornos como la depresión o la ansiedad que, según datos de la propia OMS, generan pérdidas de hasta 12 mil millones de días de trabajo a cada año, lo que cuesta a la economía mundial casi millones de dólares.
Una herencia pandémica
Arnaes sostuvo que “el miedo a desconectarse se acentuó durante la pandemia, cuando los límites entre la vida personal y laboral se volvieron muy difusos. Muchos trabajadores comían mientras trabajaban, se quedaban trabajando más allá de los horarios acordados y dedicaban horas de descanso del fin de semana para ponerse al día con el trabajo pendiente, todo ello, motivado por cargas excesivas de trabajo en diversos casos y jefes que tampoco respetaban las horas laborales establecidas. Y los resultados se vieron en todo el mundo: burnout, ansiedad, insomnio, depresión”.
¿Cómo promover la desconexión?
Aunque parezca obvio, el ejemplo debe venir de quienes ejercen el liderazgo y de las empresas. Es fundamental que la conexión durante las vacaciones, por más breves que sean, no debe ser vista como una conducta aceptable o deseable. La salud y calidad de vida de los trabajadores, el equilibrio entre vida personal y laboral deben ser valores respetados y promovidos como parte no negociable de la cultura de las organizaciones.
“Los líderes deben ser los primeros en dar el ejemplo”, dijo el ejecutivo de Robert Half. “Si ellos se desconectan durante sus períodos de descanso sin temor, generarán un efecto similar en sus equipos de trabajo. Es importante definir las expectativas con relación al tiempo de ausencia y mantenerse desconectados. Eso transmite seguridad para que los demás hagan lo mismo cuando sea el momento”, agregó.
Organizar y delegar tareas y responsabilidades es fundamental. Eso permite evitar sobrecargas y evitar fallas, empoderando al equipo en un rol de cobertura positiva ante la ausencia de un compañero que está tomando un descanso.
Y para el regreso, es esperable que se necesiten algunos días para encajar todo al ritmo normal. De parte de los líderes, abrir un espacio para saber cómo estuvo el período de descanso del trabajador, actualizarlo, en presencia de todo el equipo, y planificar lo que viene es una forma interesante de transición entre el descanso y el volver a la actividad.