Recientemente la Comisión de Mercado Financiero (CMF) ha publicado la Norma de Gobernanza Carácter General N° 461 relacionada con materias ESG o ASG (ambientales, sociales y de gobernanza), en línea con los estándares internacionales, con el objetivo que empresas reporten las políticas, prácticas y metas adoptadas en materia medioambiental, social y de gobernanza (ASG) en sus memorias anuales, con el objetivo de que los inversionistas y el público en general puedan evaluar y seleccionar aquellas alternativas en que estarían mejor resguardados sus intereses y que puedan distinguir aquellas compañías más preparadas para identificar, cuantificar y gestionar sus riesgos.
Los cambios son tan concretos que, incluso, se indica los contenidos mínimos que debe contener una Memoria Anual, donde destaca la incorporación del propósito de la empresa, la materialidad y los pilares estratégicos que la conducen, la gestión de los Gobiernos Corporativos, la Gestión de los Riesgos, Grupos de interés y los indicadores estandarizados por industria.
Este exigente contexto es muy relevante, ya que incluso se enfatiza en el rol y la responsabilidad de los directores y de la plana gerencial, pues los primeros son los llamados a dictar las pautas, fijar objetivos e identificar las prioridades en estas materias dentro de la organización, mientras que los segundos son quienes gestionarán y deberán buscar y asignar los recursos necesarios y suficientes para poder cumplir con dichos objetivos.
Sin duda es un tremendo desafío para directores y gerentes, quienes tienen un rol preponderante y una responsabilidad de mayor alcance, sujetos a multa y donde el mayor activo de la empresa, su reputación, también está en juego. Hay empresas que ya han comenzado a transitar este arduo camino, preparándose para la gradualidad de la entrada en vigor de la normativa en los próximos tres años.
El gran desafío es orden y sistematización en conjunto con la trazabilidad y transparencia de la información. Si bien no es un condicionante, sí se espera que las empresas incorporen tecnología que les permita monitorear la gestión de cumplimiento ambiental y regulatorio y tener el control de lo que ocurre con las comunidades o grupos de interés en las zonas de influencia de sus operaciones.
Las herramientas ya están desarrolladas y disponibles, principalmente, aplicaciones en la nube que se complementan con aplicaciones móviles que hacen más eficiente la gestión de la sostenibilidad y sus actividades asociadas. El momento es ahora y la sostenibilidad digital llegó para quedarse y consolidarse como la forma de desarrollar los negocios en el largo plazo, donde nadie se queda fuera.
Por Claudio Muñoz, CEO de M-Risk.