Hace pocos días se supo que científicos habían encontrado una serie de organismos viviendo en las «islas de plástico» que flotan en distintos océanos.
Lejos de ser buena noticia, el descubrimiento es preocupante porque en ellas habitan organismos que son típicos de la costa y que, debido a la naturaleza errante de esta formaciones artificiales, podrían llegar a otras latitudes, provocando una invasión de especies foráneas que alteraría cientos de ecosistemas.
De ahí la relevancia de poner fin a esta problemática global.
Una de las iniciativas tendientes a eso es la que organiza Plastic Oceans Chile el próximo 13 de enero, cuando el país latinoamericano sea escenario de un Diálogo Nacional Multisectorial para reflexionar y debatir acerca de un futuro “Tratado Internacional de Residuos Marinos Plásticos”.
La actividad contará con la participación de más de 100 representantes de la academia, la industria y la sociedad civil organizada.
De existir un nuevo tratado sobre contaminación plástica, éste proveerá de un marco para construir mecanismos institucionales y capacidades significativas para mejorar la coordinación internacional y la cooperación para resolver esta crisis.
Esta iniciativa se suma a hitos como la carta de plásticos oceánicos de Canadá y Japón, de 2018 y 2019, respectivamente.
Plastic Oceans Chile tiene como propósito terminar con la contaminación por plástico y fomentar comunidades sostenibles alrededor del mundo que incorporen la Economía Circular. Trabaja desde la convicción de actuar de forma local para lograr un cambio global, lo cual aplican a través de programas de educación, activismo, defensa y ciencia; inspirando cambios de hábitos en los consumidores, prácticas corporativas y políticas públicas, que en conjunto forman comunidades regenerativas y un planeta más sano a mayor plazo.
Mark Minneboo, director ejecutivo de Plastic Oceans Chile, señala: “Se estima que más de 10 millones de toneladas métricas de plástico entran al océano cada año. Es urgente que cambiemos nuestra relación con este material y cómo lo usamos. Alcanzar una economía circular del plástico es crucial para aprovechar mejor las materias primas, reducir la basura, atender el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Este diálogo nacional es un primer paso para “alimentar” las negociaciones sobre este tratado desde el punto de vista de los sectores no gubernamentales y construir consciencia sobre una política global que complemente y refuerce las acciones nacionales de los gobiernos, la industria y la sociedad civil”.
Minneboo añade la necesidad de innovar a una velocidad sin precedentes y escalar hacia nuevos modelos de negocios, diseño de productos, materiales, tecnologías y nuevas formas de consumir y usar productos. “El desarrollo de un futuro tratado internacional busca acelerar mediante acciones sinérgicas y globales, la reducción de basura plástica y la contaminación que genera; convocando la participación multisectorial acerca de la contaminación plástica, de modo que los gobiernos coordinen acciones y políticas que puedan catalizar un esfuerzo global y evolucionar hacia una economía circular para los plásticos. Así, establece un marco para que gobiernos y compañías se muevan de forma decisiva y en la dirección correcta, la de un desarrollo sustentable y sostenible, unificando estandáres y sistemas”.
Los elementos críticos del nuevo tratado apuntan a armonizar regulaciones y definiciones comunes a través de los mercados, aclarar planes y objetivos nacionales, reportar métricas y metodologías a lo largo de la cadena de valor del plástico, y coordinar inversiones y compensaciones por daño causado a los ecosistemas. La negociación de un tratado global marcaría una nueva etapa en la que se discute la inminente inversión en todos los países a través de un mecanismo que permita financiar innovaciones especialmente en países en vía de desarrollo, que no cuentan con capacidades ni infraestructura para mantener el plástico en la economía y fuera del medioambiente.
Dave Ford, fundador de Ocean Plastics Leadership Network (OPLN), asegura que: «Chile es un líder regional e internacional con una dedicación probada para promover la economía circular y una cultura para impulsar la innovación. Al pilotear los diálogos nacionales en Chile, podemos demostrar cómo las partes involucradas pueden unirse a nivel nacional para impulsar el interés en un tratado global en América Latina y el mundo. OPLN se enorgullece de asociarse con Plastics Oceans Chile y las partes interesadas chilenas en toda la cadena de valor de los plásticos».
La producción global de plástico superó los 450 millones de toneladas métricas en 2018 y se proyecta que se triplicará al 2050. Un tercio de los plásticos es desechado en el medio ambiente y más 150 millones de toneladas métricas ya se han acumulado en el océano desde los años cincuenta.
Mark Minneboo sostiene que: “Actualmente, 137 países cuentan con regulaciones del plástico de un solo uso, como es el caso de Chile. Solo en los últimos 5 años, el número de países que regulan los plásticos de un solo uso se ha duplicado, siendo una positiva señal. No obstante, las decisiones legislativas que corresponden al Estado son solo una arista de un problema multifactorial que requiere acciones de otros actores de la sociedad, como son la industria, la academia, la ciencia y la sociedad civil organizada”.
Los diálogos cuentan con el apoyo del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), la organización mundial de conservación WWF, Acción Empresas, Asociación de Consumidores Sustentables de Chile, Circular, Magíster en Derecho Ambiental UDD, entre otras.