Es una mañana soleada de invierno en la capital chilena y en la tranquilidad del barrio ñuñoíno llamado Villa Olímpica, algunas risas rompen el silencioso ajetreo de vecinos que preparan su compra diaria.
Sentada en un banco multicolor, Eve Silva, la directora del centro educativo de Fundación Selenna, cuenta por qué están ahí y qué hacen.
«Es como una escuela Waldorf, pero abierta y con exámenes libres por niveles. Es una escuela dentro de un terreno comunitario. En la mañana usamos las instalaciones hasta las 4 y luego el resto de la tarde es junta de vecinos. Acá tenemos huerto, trabajamos los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU), desde los 4 hasta los 18. Nuestros niveles no tienen más de 16 niñes, porque somos una escuela de infancia transgénero o transexuales en su gran mayoría, y es una temática que no se trabaja en todos los colegios. El espacio surge desde la necesidad de entregar educación de calidad en un espacio tranquilo a personas cuyo sexo y su nombre no coinciden», destaca a Cofibreik.
La fundación no recibe dinero de ninguna empresa ni del Estado. Es un espacio autogestionado en el que cada familia paga 10 mil pesos mensuales, y donde las y los profesores trabajan de forma voluntaria, regalando horas de su tiempo a la escuela.
«Starbucks nos conoció y se unió a nosotros a fines del año pasado, en el mes de la visibilidad trans que es en octubre, preguntando en qué podían ayudar. Nosotros les dijimos: ‘necesitamos una sala’. Nosotros necesitábamos piso, luces, los baños, ellos los arreglaron y necesitábamos una sala más para dar clases, y ellos armaron un jardín y un container, nos apoyaron con infraestructura, que es algo que requerimos siempre. Mucha gente nos puede ayudar con cosas concretas, no con dinero, y así beneficia a toda la comunidad, no solo a la escuela», agrega Eve.
A la escuela asisten principalmente niños y niñas trans de distintas comunas, a clases de lunes a jueves. «Hay una multiculturalidad y diversidad, nos une un objetivo común que es niñes transgénero, se producen cosas harto lindas, no solo hay una diversidad de identidad sino que también de distintos roles, acá hay tanto hijos de doctores e hijos de gente que trabaja en la feria», señala.
Además del apoyo material que Starbucks les ha prestado para mejorar la infraestructura del espacio comunitario, Eve destaca que en la comunidad transgénero y transexual hay una historia de precariedad laboral, y es ahí donde la compañía buscará apoyar: «ellos nos ayudarán a trabajar con los niños y niñas que van a salir de cuarto medio para proyectarnos con ellos a un campo laboral. Se harán pasantías, prácticas, (para ayudarles a decidir) qué quieren estudiar, que quieren hacer después del colegio. Nosotros queríamos lograr ese enganche de largo plazo, no solo el contenedor, esto es para largo plazo y ojalá que se reproduzca todos los años, porque cada año van a salir niños de cuarto medio. Y que no lleguen al mundo laboral sin saber qué hacer o cómo hacerlo o para qué hacerlo».
En efecto, la pequeña ceremonia que se realiza esa mañana responde a que en diciembre será la primera vez que niñ@s trans se graduarán de Cuarto Medio, y por eso los partners de Starbucks – la forma en que se denomina a los trabajadores y trabajadoras de la cadena – les invitaron a un trabajo de mentoría para ayudarlos en este proceso.
María José Ugalde, subgerente de recursos humanos de Starbucks Chile, explica que «a propósito de nuestro mes global del servicio, que es una iniciativa que transcurre a nivel mundial pero donde cada país la customiza a su realidad local, nosotros estamos abordando esta temática y no solo los trabajamos con les niñes de la escuela Amaranta sino que también lo trabajamos internamente con nuestros partners, porque tenemos un programa respecto a la diversidad sexual».
Respecto de su colaboración con la escuela, María José destaca varias instancias. «La primera fue poder fortalecer los espacios e infraestructura del colegio, para que puedan tener espacios más confortables para una mejor experiencia académica. Por otro lado, con nuestros partners que hoy tienen diferentes carreras o emprendimientos o también desarrollan algún oficio, hicimos una convocatoria abierta para que participaran como facilitadores de algún contenido en particular dentro de lo que nosotros llamamos ‘la academia del futuro’, que es la academia Starbucks del futuro, que va dedicado a los niños de la escuela Amaranta que están próximos a a salir o terminar su etapa escolar y donde nosotros podamos ofrecerles, a través de una plataforma virtual diferentes tipos de contenidos enmarcados en conceptos que podrían ser relevantes para ellos como por ejemplo en emprendimiento, la sostenibilidad, temas relacionados con el arte, gastronomía, etc. y que puedan por un lado incentivarlos a encontrar temáticas que les puedan gustar y que hoy no conocen, y eso les permita mirar hacia el futuro cómo quieren desarrollar, ya sea sus oficios, carreras o emprendimientos. Y por otro lado, reafirmar algo que va vienen haciendo y que es parte de sus talentos y convicciones que quieren desarrollar hacia el futuro».