La resistencia a los antibióticos se puede transmitir de animales a personas tal y como devela un estudio liderado por el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Barcelona) con la participación de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), después de encontrar el mismo plásmido de bacterias con resistencia a la colistina en un granjero y también en su ganado.
Tras analizar muestras fecales de los animales y del granjero donde se se originó la cepa de la bacteria Escherichia coli resistente a este antibiótico, la secuenciación y los análisis de las muestras revelaron que los terneros, los cerdos y el granjero tenían bacterias E. coli con el mismo gen de resistencia, destaca la revista on line de la industria cárnica de España
En este caso, los expertos apuntan que la transmisión del gen de resistencia fue de los animales a la persona, ya que los terneros y los cerdos se habían tratado con colistina y, en cambio, el granjero no se había tratado con el fármaco. «Las bacterias son microorganismos que tienen dos tipos de material genético, el ADN cromosómico y plásmidos. Muchos genes de resistencia a los antibióticos se localizan en estos plásmidos. Cuando hay contacto entre dos bacterias, se pueden transmitir este ‘súperpoder’ resistente, intercambiándose los plásmidos unos con otros. Así es como el gen mcr-1 de resistencia a la colistina pasa de una bacteria a otra», explica Lourdes Migura, investigadora del programa de Sanidad animal del IRTA y líder del estudio.
Según los expertos, el granjero podría haber adquirido la resistencia a la colistina de las bacterias de los animales mediante el contacto directo con ellos, con sus excrementos o con herramientas de trabajo contaminadas. «En este caso hablamos de transmisión horizontal de los genes de resistencia por intercambio de plásmidos. En este estudio vemos claramente que los animales pueden ser reservorios de estos genes y los pueden transmitir a los humanos, por eso es importante extremar las medidas higiénicas en las explotaciones ganaderas», constata Joaquim Viñes, investigador del Servicio Veterinario de Genética Molecular (SVGM) de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).