En diciembre de 2020 se promulgó en el Diario Oficial de Chile la ley que declara el último día de febrero como Día Nacional de la Educación y Concientización de las Enfermedades Poco Frecuentes (EPOF), que en el resto del mundo se conoce como Día Mundial de las Enfermedades Raras.
Deben su nombre a que se definen por términos de frecuencia, es decir, están presentes en un número limitado de personas con respecto a la población en general; según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen entre 5.000 y 7.000 enfermedades raras, afectando entre un 6% y 8% de la población mundial, frecuencia determinada por la Unión Europea. En Chile, para una población aproximada de 18.751.405 habitantes, debiéramos esperar alrededor de 1.500.000 afectados.
El 80% de las EPOF son genéticas y, en general, son enfermedades crónicas, debilitantes y de muy difícil diagnóstico y manejo. Se estima que un paciente que tiene este tipo de enfermedades consulta, aproximadamente, entre seis y trece especialistas antes de tener un diagnóstico certero, y habitualmente se diagnostican más en los niños, debido a que las enfermedades genéticas son normalmente de manifestación temprana, incluso prenatal, aunque pueden presentarse a cualquier edad.
UN TEMA DE GENES
Los genes son pequeños fragmentos que organizan nuestro ADN, y cada uno contiene información para una característica determinada. Cuando la función de alguno de estos genes es alterada por algún cambio o mutación, se desarrolla una enfermedad monogénica.
De ahí la importancia de efectuar un Test Genético Preimplantacional o PGT (Preimplantation Genetic Testing) antes de comenzar un Tratamiento de Reproducción Asistida, especialmente si hay una condición genética presente en la familia del padre o la madre, ya que detecta y previene la transmisión a la descendencia de enfermedades graves causadas por alteraciones genéticas y cromosómicas en los embriones, antes de su implantación, para lograr que los hijos nazcan libres de enfermedades hereditarias.
Esta técnica de reproducción asistida requiere siempre un tratamiento de Fecundación in Vitro (FIV) con Microinyección espermática (ICSI), para disponer de los embriones en el laboratorio, y está indicado especialmente para parejas con historia clínica de abortos recurrentes, por fallo de implantación tras varios intentos de FIV, alteraciones en la división celular de los espermatozoides, y en mujeres de edad avanzada.
A su vez hay tres tipos de Test Genético Preimplantacional, dependiendo de la alteración que se busque detectar:
PGT-A, Test Genético Preimplantacional para la detección de aneuploidías. Permite detectar si hay cromosomas de más o de menos en los embriones, lo que se conoce como alteración numérica. Por ejemplo, el síndrome de Down, síndrome de Turner, síndrome de Klinefelter.
PGT-M, Test Genético Preimplantacional para la detección de enfermedades monogénicas. Permite detectar la alteración o mutación de un gen en concreto en los embriones que causaría una enfermedad monogénica o mendeliana, como la fibrosis quística, la enfermedad de Huntington, el síndrome de X frágil, la hemofilia A, la anemia falciforme y la enfermedad de Marfan.
PGT-SR, Test Genético Preimplantacional para la detección de alteraciones estructurales. Permite detectar en los embriones la presencia de cromosomas anómalos por la ruptura o unión incorrecta de varios segmentos.
“Hay indicaciones muy importantes para el éxito de este análisis, como que sólo se puede realizar si la mutación o mutaciones causantes de la enfermedad han sido identificadas; no se puede realizar si la causa genética es desconocida. Hay que tener presente, de todas maneras, que el PGT-M no garantiza la salud completa del bebé”, señala el especialista en reproducción asistida de IVI Santiago, el Dr. Andrés Carvajal.
¿COMPATIBILIDAD GENÉTICA?
IVI Santiago cuenta también con el Test de Compatibilidad Genética (TCG 547), una técnica que permite minimizar la transmisión de enfermedades genéticas a los bebés, identificando en los futuros padres la presencia de genes causantes de enfermedades que podrían transmitir a sus hijos.
“Los portadores suelen ser personas sanas, pero cuando los dos padres son portadores de una mutación en el mismo gen, la probabilidad de tener un bebé enfermo es del 25%. Con esta analítica podemos detectar hasta 600 enfermedades”, explica el especialista.
La recomendación es realizar este test en las siguientes circunstancias:
Antes de un tratamiento de reproducción asistida sin donante: Es aconsejable para conocer el riesgo de transmisión y poder determinar el mejor tipo de tratamiento en cada caso.
Antes de un tratamiento con óvulo o semen de banco: Para poder seleccionar un donante que no sea portador de la misma mutación que el miembro de la pareja que aporta los gametos (óvulos o espermatozoides) se realiza el test a todos los donantes.
Antes de intentar por medios naturales un embarazo: Cualquier mujer que quiera quedarse embarazada para conocer el riesgo de poder transmitir posibles enfermedades a su hijo.
En teoría, las parejas que se someten a esta prueba reducen el riesgo de tener descendencia afectada de cualquiera de estas enfermedades genéticas, de 1 de cada 100 a 1 de cada 30.000, aproximadamente. “Las enfermedades genéticas no se pueden curar, pero sí se pueden prevenir con el TCG 547. Cada año, muchas madres y padres son sorprendidos con el nacimiento de un bebé con algún tipo de enfermedad genética. Nuestro objetivo en IVI es que nuestros pacientes logren tener hijos sanos”, agrega el especialista.
Cuando se detecta alguna mutación en un miembro de la pareja, no sucede nada, a menos que el otro también la presente; en ese caso existe un elevado riesgo de tener descendencia con esa enfermedad.
Está indicado para parejas con alto riesgo personal o familiar de enfermedades monogénicas, incluyendo fibrosis quística, síndrome de cromosoma X frágil, distrofia muscular, enfermedad de Huntington y otras.
Ante esta situación, las opciones para concebir un hijo son un Tratamiento de Fecundación in Vitro con Diagnóstico Genético Preimplantacional, o bien recurrir a la donación de gametos, es decir, con esperma u óvulo de una persona donante que no sea portadora de esa enfermedad.
Tanto para un niño como un adulto, sufrir de una enfermedad poco frecuente constituye una fuerte carga emocional, mental y física, afectando aspectos como la escolaridad, el desarrollo sicosocial y la oportunidad de tratamientos y terapias alternativas, lo que no sólo sufre el paciente que vive en primera persona la enfermedad, sino también sus cuidadores directos y sus familias.
La genética ha avanzado mucho, y cada vez es posible establecer diagnósticos de precisión en un mayor número de enfermedades. Y si se trata de una enfermedad genética es fundamental realizar asesoramiento que permita, entre otras cosas, conocer el riesgo de recurrencia y las alternativas reproductivas.